Enseñar es un magnánimo acto de amor… Una auténtica expresión de generosidad, entrega y bondad. Brindar las incandescentes luces del conocimiento a quienes conformarán la arquitectura moral y espiritual de una República, representa una sublime misión de dimensiones éticas inapreciables. Porque la labor de educar, más que una genuina vocación hacia el saber, es un apostolado, un evangelio vivo que forja y moldea el alma de los hombres para lo virtuoso y lo grande. El buen maestro incentivará la creatividad y el pensamiento crítico de sus alumnos, promoviendo en cada uno de ellos los valores y principios que configuran el más elevado desarrollo de su condición humana para su correcto desempeño en la sociedad.

Oportuna es esta fecha para recordar que los más ilustres maestros, Andrés Bello y Simón Rodríguez, sembraron en el Genio de América, las ideas emancipadoras que enrumbaron a este continente hacia la conquista de la libertad, la autodeterminación y soberanía de sus pueblos. De allí, que en tiempos pretéritos y de Revolución Bolivariana, la formación de educadores con capacidades integrales, ha sido una prioridad latente para orientar el rumbo indetenible de una Venezuela libre y soberana.

Hoy, cuando celebramos el Día del Maestro, aplaudimos el esfuerzo y abnegación de los profesionales de la pedagogía, quienes sobreponiéndose con dignidad y heroísmo a los embates de la guerra económica y a las amenazas de la pandemia generada por el COVID-19, han logrado reinventarse con nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje para garantizar el sagrado derecho a la educación a todos nuestros niños. ¡Felicitaciones! Estimados docentes, en ustedes residirá siempre el futuro esplendoroso de esta Nación.

¡Chávez vive!… ¡La Patria sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!… ¡Viviremos y venceremos!

¡Independencia o nada!  ¡Leales siempre!… ¡Traidores nunca!

¡EL SOL DE VENEZUELA NACE EN EL ESEQUIBO!

Caracas, 15 de enero de 2021

VLADIMIR PADRINO LÓPEZ

General en Jefe